Si se mide su gris actuación del primer tiempo, Banfield se quedó con una victoria que se parece mucho a un alivio. Si se repara en la necesidad que tenía de ganar después de la pérdida de la punta ante Racing, su triunfo tiene mucho de reivindicación anímica.
Si se pone en la balanza su claro repunte del segundo tiempo, la sensación es que se llevó de Parque de los Patricios tres puntos que lo llenarán de confianza de cara a las últimas dos fechas, en las que recibirá a Tigre y visitará a Boca. De cualquier modo, Banfield sabe que se quedó con un resultado imprescindible para sostener su aspiración de obtener su primer título en la historia. Lo demostraron dos instantáneas de ese final ruidoso y emotivo en la popular visitante: los puños apretados y mirando a la tribuna de Julio César Falcioni en señal de desahogo, y la figura de Santiago Silva, el goleador del líder, acostado en forma de cruz, otro símbolo de liberación.
Ahora, Banfield le trasladó toda la presión a Newell's, que mañana deberá ganarle a Arsenal para recuperar el liderazgo.
En Huracan, se fue Angel Cappa y llegó Héctor Rivoira, pero volvió a ser el mismo equipo inofensivo de casi todo el torneo. Puede parecer una exageración, pero su único tiro al arco fue aquel remate de Pablo Jerez en el primer tiempo que se fue por arriba del travesaño. Antes y después, Huracán fue más de lo mismo: un equipo voluntarioso pero irresoluto, un conjunto al que se le nubló la vista sistemáticamente cada vez que llegó hasta las cercanías del área rival.
Por eso, porque tuvo enfrente a un rival muy limitado, Banfield debería replantearse seriamente por qué mostró tan poca ambición y tan escaso fútbol en la etapa inicial.
De movida, resignó presencia ofensiva con el ingreso de Emmanuel Pio por James Rodríguez. Pio jugó un buen partido porque fue prolijo tácticamente y buscó siempre limpiar la salida. Pero en los 45 finales quedó claro que con el colombiano en cancha, Banfield tuvo un perfil más agresivo.
En realidad, el ingreso de Rodríguez contribuyó a apuntalar la incesante búsqueda que Banfield comenzó desde el inicio de la etapa final, consciente de que si no cambiaba el rumbo, no iba a hacer más que entregarle el título en las manos a Newell's. Impetuoso y decidido, entonces lo fue a buscar. Y le hizo sentir a Huracán el rigor de estar jugando ante un candidato. Gastón Monzón le tapó un disparo a Silva, y Marcelo Bustamante la picó y la pelota pegó en el travesaño. Huracán lo esperó para intentar salir de contragolpe, pero cada vez que quiso despegar, perdió la pelota rápidamente. Banfield insistió y lo presionó, empujado por una hinchada que también buscó jugar su partido. Monzón le tapó un remate lejano a Rodríguez y después reaccionó bien ante un cabezazo de Bustamante, luego de un córner del colombiano. Pero el rebote le quedó a Silva y el uruguayo volvió a festejar para el 1 a 0. Quedaban 22 minutos y Banfield no sufrió en ningún momento. Sólo le bastó con estar atento y concentrado para frenar los tímidos intentos de un Huracán que se sabe en problemas.
Fuente: Diario Clarin
