El colombiano James Rodríguez, uno de los que levantan la bandera del buen juego del líder del Apertura, no les da importancia a las críticas; "nos sobra confianza", expresa el volante, de sólo18 años, con miras al final del campeonato.

De la Redacción de LA NACION.- Nació en Cúcuta, capital del departamento colombiano de Norte de Santander, en el nordeste del país, sobre la frontera con Venezuela, en julio de 1991. Su madre, Pilar, ama de casa, y su padre, Juan Carlos, ingeniero en sistemas, hicieron todo lo posible, cada uno a su manera, para que el pequeño James David Rodríguez no debiera salir a la calle a trabajar, como sí lo hacían en la tierra cafetera muchos chicos de su edad. La habilidad con la que James comenzó a llamar la atención fue algo que llevaba en la sangre; su padre y sus tíos habían sido futbolistas.
Abruptamente, y siempre a raíz de su exquisito pie zurdo, su nombre acaparó la simpatía, hasta que a los 14 años, jugando en el club Envigado, de Antioquia, se convirtió en el jugador más joven en debutar en la primera división de ese país, algo insólito. Rápidamente, imágenes con sus gambetas llegaron a manos de diversos dirigentes argentinos; de Boca, de River, de Independiente... hasta que en 2008, con 16 años, Rodríguez arribó a nuestro país para sumarse a Banfield.
"Me costó muchísimo adaptarme al país, porque me encontré con otro estilo de vida y extrañé un montón a mi familia; me daban ganas de llorar, soy una persona sensible. Jairo Patiño, mi compatriota, me ayudó mucho. Pero me mantuvo en calma el aspecto deportivo, ya que comencé a jugar en la cuarta división, pero a los dos meses pasé a la primera. Y hoy, ya estoy acá...", rememora James, casi incrédulo, porque cuando dice "acá" se refiere al momento de ensueño que vive con el Taladro, hoy, el líder del Apertura, cuando solamente restan dos jornadas para el final del campeonato. Sin dudas, el colombiano se convirtió en una de las perlas del equipo que conduce Julio César Falcioni, y sus tres goles en el certamen [en los triunfos 2-1 vs. Newell’s, 3-0 vs. Godoy Cruz y 3-0 vs. Vélez] lo certifican.
El presidente de Banfield, Carlos Portell, ayer le reconoció a La Nacion, en el predio de Luis Guillón: "La verdad es que antes del torneo nos conformábamos sacando 32 o 34 puntos..., por eso, esta campaña superó todo". Esa sensación también la comparte Rodríguez, como todo el grupo: "Es un momento increíble, muy feliz, que no se vive casi nunca. Tratamos de estar tranquilos, pese a que hay mucha ansiedad y la presión, por estar en la zona de definición, se vuelva muy fuerte. Personalmente, no salgo mucho, soy familiero y trato de aislarme".
Abruptamente, y siempre a raíz de su exquisito pie zurdo, su nombre acaparó la simpatía, hasta que a los 14 años, jugando en el club Envigado, de Antioquia, se convirtió en el jugador más joven en debutar en la primera división de ese país, algo insólito. Rápidamente, imágenes con sus gambetas llegaron a manos de diversos dirigentes argentinos; de Boca, de River, de Independiente... hasta que en 2008, con 16 años, Rodríguez arribó a nuestro país para sumarse a Banfield.
"Me costó muchísimo adaptarme al país, porque me encontré con otro estilo de vida y extrañé un montón a mi familia; me daban ganas de llorar, soy una persona sensible. Jairo Patiño, mi compatriota, me ayudó mucho. Pero me mantuvo en calma el aspecto deportivo, ya que comencé a jugar en la cuarta división, pero a los dos meses pasé a la primera. Y hoy, ya estoy acá...", rememora James, casi incrédulo, porque cuando dice "acá" se refiere al momento de ensueño que vive con el Taladro, hoy, el líder del Apertura, cuando solamente restan dos jornadas para el final del campeonato. Sin dudas, el colombiano se convirtió en una de las perlas del equipo que conduce Julio César Falcioni, y sus tres goles en el certamen [en los triunfos 2-1 vs. Newell’s, 3-0 vs. Godoy Cruz y 3-0 vs. Vélez] lo certifican.
El presidente de Banfield, Carlos Portell, ayer le reconoció a La Nacion, en el predio de Luis Guillón: "La verdad es que antes del torneo nos conformábamos sacando 32 o 34 puntos..., por eso, esta campaña superó todo". Esa sensación también la comparte Rodríguez, como todo el grupo: "Es un momento increíble, muy feliz, que no se vive casi nunca. Tratamos de estar tranquilos, pese a que hay mucha ansiedad y la presión, por estar en la zona de definición, se vuelva muy fuerte. Personalmente, no salgo mucho, soy familiero y trato de aislarme".
Fuente: Diario La Nación