Foto: Pato y Julian disputan el balon, en un partido que el rojo abrio (25' ST) con un zapatazo de afura del area de Ferreyra.
Crece. Poco a poco. Independiente se nutre de puntos. Hubo un técnico del club, Cristian Díaz, que primero lo ordenó y que puso cada cosa en su lugar. Ahí empezó el repunte, con una receta al alcance de la mano, pero que ninguno vio antes. Nada parece sobrarles a los Rojos, pero tampoco nada parece faltarles. Suman. Aceptan con gusto un empate, como el de la semana pasada frente a Godoy Cruz (0-0) y se regodean con los éxitos, como el de anoche, ante Banfield, por 2-0. Hacía mucho que los Diablos Rojos no tenían una seguidilla tan tranquila. Se acordaron tarde. Tal vez no se atrevieron, aunque consiguieron encarrilarse en el Clausura. No les alcanzará, acaso, para concentrarse en objetivos más ambiciosos. No importa. No debe inquietarles ahora. Lo más suculento será la experiencia para mañana. El recuento, tal vez, llegará dentro de un tiempo para un club que, lentamente, intenta reincorporarse.
Da la impresión de que Independiente se siente mucho más cómodo cuando lo atacan. Con espacios suelta las riendas de sus jugadores más ágiles, que, lanzados en velocidad, desequilibran con las gambetasy la técnica. Pero todo le cuesta demasiado contra aquellos que hacen un postulado de la defensa y que, primero, sin apartarse de un libreto, se protegen, como Banfield, hasta con cinco defensores.
Será, en parte, la explicación de que ambos estén como están. Independiente, aun lejos de las primeras posiciones, se entusiasma con una proyección a largo plazo, mientras que el Taladro recoge los puntos que se encuentra en el Clausura como monedas del piso. En parte, para trepar algunas posiciones en el Clausura, pero sobre todo para el esmirriado promedio que le quedará una vez concluida la temporada 2011/2012. Ya siente la presión, convive con ella en cada paso. Eso lo pone más nervioso de la cuenta, sin contar la frágil economía que ya le trajo más de un problema en lo que va del campeonato.
Independiente encontró la solución cuando todos los caminos parecían bloqueados. Tanto le costó meterse en el área de Banfield que abrió el partido con un zapatazo del Malevo Ferreyra que se coló en un ángulo. Desde lejos, de repente, estableció una diferencia que llegó a calmarlo. El conjunto de Avellaneda acumula puntos desde el cambio de entrenador -ya consiguió 17 sobre 24 posibles- y, a la vez, potencia algunos jóvenes. Pato Rodríguez tiene cada vez más continuidad en el juego. Monserrat se asienta partido tras partido, igual que Villafáñez, reemplazado por otro crédito del club, Pizzini, por una pubalgia que ya en la semana lo tuvo a maltraer.
Lo de Banfield fue inexpresivo cuando el partido estaba 0-0 y también con la desventaja. Resquebrajado el repertorio defensivo, jamás inquietó a la defensa de los Rojos. Hace rato que el Taladro anda desdibujado. Con apenas un triunfo desde que asumió Eduardo Acevedo (ante Olimpo por 5-2), cada vez parece más empantanado. Falla la experiencia, con los muchachos de más recorrido, y tampoco le aportan algún remedio los jóvenes, que caen en medio de la confusión general. En el primer tiempo se destaco la actitud conbativa de Julian Guillermo en el medio y Tagliafico.
El aturdimiento le ocasiona a Banfield graves distracciones. a poco del final Farías, libre de marcas, de cabeza, aprovechó un impecable tiro libre de Ferreyra y estiró la ventaja. Los visitantes quisieron esbozar una reaccion pero no quedo mas que en eso, ya que el partido estaba terminado. Independiente se sintió seguro y hasta mostró momentos de buen juego y toque. Sólo fue cuestión de acertar en los últimos metros para liberarse y asegurarse tres puntos para llegar a 17.
Coordinaciones Deportivas S.A. 29 de Abril de 2012